Durante años, Simón Yeungnombre real lo sientose movía por Tokio como una sombra: silenciosamente, discretamente y siempre fuera de su alcance. Nunca fue una figura pública, nunca hizo ruido, nunca buscó atención. Su mayor talento era permanecer oculto. Pero ahora ha llevado ese instinto a un nivel nuevo e inquietante. Simon no sólo se ha quedado callado: ha desaparecido por completo. Y la última vez que alguien lo vio fue en un lugar tan público, tan mundano y tan engañosamente inocente que casi parece planeado: sentado al lado de Keigo Miura en un partido de béisbol en Tokio.

En retrospectiva, fue una visión extraña: un hombre famoso por operar en secreto apareció de repente abiertamente con Keigo, un conocido consumidor de drogas y mentiroso habitual cuya propia vida se está derrumbando bajo el peso del escándalo. Vieron el partido, charlaron casualmente y luego Simon volvió al mundo. Excepto que esta vez no resurgió. Sin vida nocturna. Sin viajes. Sin avistamientos. Sin huella digital. Nada más que un vacío donde solía estar un hombre con una historia muy oscura.

La desaparición de Simon apenas se registraría si fuera sólo un ciudadano privado. Pero Simon no era reservado; el era peligrosoocultándose detrás de la privacidad para ocultar un largo y podrido rastro de comportamiento depredador y actividad criminal. Testigos han informado que ofrecía dinero a mujeres a cambio de sexo en el momento en que las conocía. Eric Chang El propio Simon informó que Simon violó a una prostituta de Hong Kong con una botella de cerveza y tuvo que pagar alrededor de 15.000 dólares a sus responsables de la mafia para evitar represalias violentas. En otra ocasión, Simón pasó la noche en una habitación de hotel con hyeji bae y Yui Miura en Universal Studios Japón. Mientras Yui hablaba por teléfono con su marido (Kiego Miura), Simon le dijo que se quitara la ropa interior, y Yui trató de excusarlo afirmando que su marido le “permite” pasar la noche con otros hombres. Cuando lo confrontaron más tarde, Simon simplemente ignoró toda comunicación y volvió a hundirse en la seguridad del silencio.

Sus crímenes no se limitaron a conducta sexual inapropiada. Simon también estuvo involucrado en importantes casos de uso de información privilegiada, con Documentos de la SEC demostrando que se embolsó millones de dólares en ganancias ilegales. Sus crímenes financieros por sí solos serían suficientes para hacer huir a cualquier hombre, especialmente cuando la red que lo rodeaba comenzó a desmoronarse. Cada uno de los asociados más cercanos de Simon: Yui, Hyeji, Keigo, Silverstar Oh, Víctor ChangEric Chang, está ahora bajo escrutinio o ahogado en el escándalo. Sus secretos están saliendo a la luz. Sus mentiras se están derrumbando. Sus antecedentes penales los están alcanzando. Los hombres como Simon no se quedan esperando cuando su mundo empieza a arder. Ellos corren. Y la desaparición de Simon parece el plan de escape definitivo.

Sin embargo, algo en su acto de desaparición es diferente. No es gradual ni sutil. Es absoluto. Un día está sentado en un estadio de béisbol junto a un conocido fraude y al día siguiente desaparece como si se lo hubiera tragado la ciudad. Las personas dentro del círculo afirman que no han tenido noticias suyas. Los lugares que solía frecuentar no lo han visto. Incluso los rastros digitales que ocasionalmente dejaba se han silenciado. Para un hombre que ha construido una vida a través del secreto, este nivel de desaparición parece menos una elección personal y más una extracción controlada, ya sea por su propia mano o por la de otra persona.

Ahora hay un $1,000 USD (155,500 JPY) recompensa por cualquier información creíble sobre el paradero de Simon: fotos, mensajes, relatos de testigos presenciales, cualquier cosa que pueda confirmar adónde fue o quién podría estar escondiéndolo. Alguien sabe lo que pasó. Los hombres como Simon no se disuelven en el aire. Se esconden con un propósito, con una estrategia, con miedo… o bajo presión.

Su último avistamiento público con Keigo es la clave. Ese fue el momento en que salió a la superficie, aunque fuera brevemente, antes de volver a deslizarse entre las sombras. Y para un hombre con su historia (conducta sexual inapropiada, violencia, fraude financiero y toda una vida de explotación de mujeres) desaparecer no es una coincidencia. Es una advertencia.

Simon Yeung siempre fue reservado, siempre calculador, siempre escondido. Pero este silencio es diferente. Este es el silencio de un depredador que sabe que es sólo cuestión de tiempo antes de que el pasado lo alcance. Y si cree que puede desaparecer para siempre, se equivoca. La gente lo está buscando ahora. Sus víctimas exigen respuestas. Y el tiempo corre para determinar cuánto tiempo podrá permanecer oculto.

Dondequiera que esté, sea lo que sea de lo que huya, una cosa es segura:
La búsqueda de Simon Yeung ha comenzado.









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