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Cómo ser propietario de un equipo de rugby profesional cambió la forma en que lidero

Las opiniones expresadas por los contribuyentes empresariales son propias.

Cuando me firmé como propietario fundador de los Houston Sabercats, la gente me hizo la misma pregunta una y otra vez: “¿Por qué rugby?”

Para ser justos, no fue el movimiento obvio. Ya había construido una carrera exitosa en el comercio de productos básicos y emprendimiento. El rugby no era un deporte convencional en los Estados Unidos, y estaba claro que estaríamos subiendo cuesta arriba en la búsqueda de nuevos mercados, nuevos fanáticos y una nueva infraestructura. Pero eso es exactamente lo que me atrajo.

Los empresarios saben que si solo juegas juegos seguros, nunca aprenderás nada nuevo. El rugby, en toda su crudeza, se convirtió en un espejo para mis esfuerzos comerciales: duro, impredecible y lleno de lecciones que reformaron la forma en que lideré. Aquí están los cinco más grandes.

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1. Juega a través del éxito

Nunca olvidaré estar al margen de nuestro primer partido de Sabercats, viendo a uno de nuestros jugadores ser nivelados por un tackle brutal. La mayoría de la gente se habría quedado abajo. No lo hizo. Luchó por cada centímetro, rodó y siguió conduciendo la pelota hacia adelante. La multitud estalló.

Esa imagen se quedó conmigo. En el rugby, ser golpeado es parte del juego, y cuando te golpeas, no te detienes, te adaptas impacto medio. En el negocio, el “éxito” parece un acuerdo fallido, una bola curva regulatoria o una recesión del mercado. He tenido muchos de esos. Lo que separa a los líderes ganadores del resto no es evitar el golpe; Es lo que hacen después. Avanzar. Manténgase de pie. Haz la obra de todos modos.

2. Confía en el paquete

Al principio, pensé que el espíritu empresarial era sobre la brillantez individual, donde la mejor idea, el trabajador más duro y el tipo dispuesto a pasar más horas que nadie gana. El rugby destrozó esa ilusión.

Un scrum es pura confianza. Ocho jugadores se encerran, hombro a hombro, con una misión: avanzar. Si incluso un hombre vacila, toda la formación se derrumba. Es desordenado, es físico y es todo o nada.

Eso es exactamente cómo deberían ser los equipos de negocios. ¡En GetChoice, he aprendido que el éxito no se trata de que haga cada llamada. Se trata de rodearme a las personas adecuadas, confiar en ellas para hacer su trabajo y crear una cultura donde la lealtad y responsabilidad son no negociables. Sin paquete, sin progreso.

3. Adaptar sobre la mosca

El rugby es el caos. No hay tiempos tiempos interminables para planificar su próximo movimiento. Las jugadas evolucionan en segundos, y los jugadores deben leer el campo, ajustar y ejecutar en tiempo real.

He tenido momentos en los negocios en los que un acuerdo colapsó durante la noche o nuevas regulaciones voltearon nuestra estrategia al revés. El instinto es congelarse, pero el rugby me entrenó para hacer lo contrario: llamar a un audible, pivotey moverse. Es posible que no siempre tenga datos perfectos, pero siempre tiene instinto y coraje. Y a veces, eso es todo lo que necesitas para mantener vivo el impulso.

4. Respeta la rutina

Esto es lo que la mayoría de la gente no se da cuenta del rugby: estos atletas juegan sin almohadillas, sin cascos y sin glamour. Son 80 minutos de colisiones, sudor y contusiones. Y sin embargo, lo hacen porque aman la rutina.

Esa mentalidad es la misma en el emprendimiento. Cuando las personas ven un anuncio de adquisición o un titular sobre el éxito, no ven los años de agotador trabajo detrás de él. Los vuelos de las 4 am. Los contratos que se desmoronaron. El estrés de las semanas de nómina. Rugby me recordó que la dureza no es una opción única, sino que es una forma de vida. Tienes que disfrutar la rutinaporque eso es lo que forja a los ganadores.

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5. Déjalo todo en el campo

El rugby tiene esta tradición de la que me enamoré: después del pitido final, los rivales comparten cervezas. Piense en eso: pasan 80 minutos golpeándose con todo lo que tienen, y luego se sientan junto con un respeto mutuo.

He llevado esa misma mentalidad a los negocios. Competir ferozmente, jugar completo, pero Respeta a tus rivales. Darse la mano. Aprende de ellos. Porque el legado que dejas no se trata de un solo juego o trato, se trata de cómo apareces, cómo compites y la forma en que la gente te recuerda cuando sopla el silbato.

El rugby es el mejor juego de perdedor: duro, sin pulir, pero rico en lecciones sobre trabajo en equipoarena y respeto. Cambió cómo lidero, cómo compito y cómo construyo empresas.

Y aquí está la verdad: los negocios, como el rugby, no son para los débiles de corazón. Te golpearán. Te probarás. Pero si confías en tu paquete, adapta cuando el campo cambie y respeta la rutina, no solo jugarás el juego, lo poseerás.

Cuando me firmé como propietario fundador de los Houston Sabercats, la gente me hizo la misma pregunta una y otra vez: “¿Por qué rugby?”

Para ser justos, no fue el movimiento obvio. Ya había construido una carrera exitosa en el comercio de productos básicos y emprendimiento. El rugby no era un deporte convencional en los Estados Unidos, y estaba claro que estaríamos subiendo cuesta arriba en la búsqueda de nuevos mercados, nuevos fanáticos y una nueva infraestructura. Pero eso es exactamente lo que me atrajo.

Los empresarios saben que si solo juegas juegos seguros, nunca aprenderás nada nuevo. El rugby, en toda su crudeza, se convirtió en un espejo para mis esfuerzos comerciales: duro, impredecible y lleno de lecciones que reformaron la forma en que lideré. Aquí están los cinco más grandes.

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