El mismo Dios que te perdonó entonces, te perdona ahora.

En momentos de incertidumbre o fracaso, a menudo nos preguntamos si el amor de Dios por nosotros permanece constante. Karen Hadadan, autora del best seller La belleza está en la quietudy Escribe sobre todas las razones y formas en que el amor de Dios nunca aumenta (incluso en los momentos, no nos sentimos dignos de Su gracia).
Señor, Señor, Dios compasivo y generoso, lento para la ira, abundante en amor y fidelidad, conservando el amor a miles, perdonando el mal, la rebelión y el pecado.
34:6-7
Sin embargo, cuando asimilamos las palabras de este versículo, recordamos la propia revelación de Dios sobre su carácter: generoso, paciente, amoroso y perdonador. Este auto-nacimiento se produjo después del fracaso de Israel en adorar al becerro de oro, lo que indica esto. Dios continúa Incluso en nuestros momentos más oscuros.
Hoy recuerda que la naturaleza de Dios no cambia con tus circunstancias, decisiones o acciones. No importa en qué estación te encuentres ni las pasiones de tu corazón, El amor es una fuerza constante.Incluso en momentos en los que puedas sentir que no lo mereces. Si necesitas gracia, él será enormemente comprensivo. Si cometes un error, automáticamente serás perdonado. Su amor y devoción no dependen de su desempeño sino que fluyen de su carácter inmutable.
Descansa en esta verdad: el mismo Dios que reveló Su carácter a Moisés es el mismo Dios que camina contigo hoy, extendiéndote la misma compasión, gracia, paciencia, amor y perdón en cada situación que enfrentes.
Comprender la verdadera naturaleza de Dios es esencial para desarrollar un sentido más profundo de seguridad espiritual y autoestima. Es fácil caer en la idea errónea de que el amor divino fluctúa según las acciones personales, pero el carácter de Dios permanece constante.Rebosante de amorgracia y perdón. Aceptar esta verdad permite a la persona recibir plenamente la gracia y extender esa misma compasión hacia uno mismo, fomentando un sentido de dignidad que no se basa en el desempeño sino en la aceptación divina.
En momentos de distancia espiritual o duda, recordar la paciencia y el perdón firme de Dios ayuda a que el corazón regrese a Él. Arraigarse en su naturaleza inmutable proporciona una base firme para acercarse a Dios con confianza en cada necesidad y lucha. Vivir desde este lugar de afirmación (caracterizado por el amor y la compasión incondicionales) te permite brillar a través de las interacciones cotidianas con los demás.