Mi querido hijo,
SA veces una historia llega a nuestras vidas no sólo para entretener, sino como un espejo que refleja verdades que ya conocemos pero que quizás hayamos olvidado. Hace poco vi un cortometraje llamado “La oficina de correos perdida de Japón” Una meditación suave y conmovedora sobre las cartas que nunca llegan a su destino. Suspendidas en el tiempo y el espacio, estas cartas representan las palabras no dichas: disculpas que nunca encontraron su camino, notas de agradecimiento escritas demasiado tarde, cartas de anhelo y gritos silenciosos de conexión.
Mientras miraba, pensé en ti. Pensé en los valores que podrían dar forma a una vida profunda y poderosa, el tipo de vida que deseo para ti, una vida basada no en un éxito fugaz, sino en la compasión, la honestidad, el coraje y la reverencia por la conexión. Me di cuenta de que la película, aunque era sólo una historia, tenía dentro un conjunto de lecciones sobre cómo vivir plenamente y amar bien.
Esta carta es mi intento de recopilar esas lecciones y ponerlas en tus manos. No son sólo reflexiones sobre la película; Son un recordatorio de lo que significa ser humano y de lo que significa caminar por esta tierra con integridad y corazón.
La esencia de la película es representar los mensajes que no fueron entregados, las palabras que nunca llegaron a las personas que necesitaban escucharlas. Algunas de las cartas están escritas con tristeza, otras con disculpa y otras con simple anhelo. Sin embargo, flotan en el éter, verdades tácitas aguardando al oyente.
Hijo, una de las lecciones más difíciles de la vida es saber que el silencio puede herir más profundamente que las palabras. Muchas veces las personas se demoran en decir “te amo”, “te perdono” o “te necesito”. Suponen que el tiempo los esperará o que las personas que les importan ya lo saben. Pero la vida es frágil y no nos prometió otra oportunidad.
Os exhorto: No rechacéis lo que es recto en vuestro corazón. Si te gusta alguien, díselo. Si necesitas disculparte, no dejes que el orgullo retrase tus palabras. Si amas a alguien, dilo. A menudo y sin miedo.
Hablar de lo que importa no es sólo para los demás; También es para ti. Cada vez que expresas lo que hay dentro de ti, te liberas del peso del arrepentimiento. Incluso si tus palabras son recibidas con malentendidos, al menos sabrás que respetaste tu verdad.
Las palabras no dichas pueden convertirse en fantasmas pesados. No los lleves. Libéralos mientras tengas la oportunidad.
En la película, la oficina de correos en el cielo recibe innumerables cartas de personas desconocidas, cada una con una historia de dolor, anhelo o esperanza. Muchas de estas historias son silenciosas e invisibles para el mundo exterior. Sin embargo, la película los trata con dignidad, recordándonos que todos cargamos con cargas invisibles.
La verdad es que la gente suele esconderse detrás de máscaras. Alguien puede parecer confiado pero sentirse vacío por dentro. El otro puede parecer fuerte pero colapsar bajo el peso de la tristeza. Otra persona puede pasar desapercibida por la vida, desesperada por ser reconocida.
Tu trabajo no es arreglar a todos. Esta no es tu responsabilidad. Pero esta es tu vocación, como ser humano, encontrar a los demás con compasión. Una palabra amable, un oído paciente o simplemente elegir no juzgar demasiado rápido pueden convertirse en una luz en el oscuro camino de alguien.
Entrénate para ver más allá de las apariencias. Busque las batallas silenciosas que otros están librando. Deje que la empatía guíe sus palabras y acciones. Puede que no siempre sepas el impacto de tu amabilidad, pero te prometo que se extenderá hacia afuera.
Un día, tú también cargarás con luchas que otros no pueden ver. Cuando llegue ese día, es posible que también encuentres personas que te reciban con gracia.
Muchos de los mensajes de la película provienen de personas que luchan con errores cometidos en el pasado, relaciones rotas y momentos perdidos. Algunas están escritas con tristeza, otras con añoranza. Sin embargo, el correo no dicta sentencia sino liberación. Reconoce el pasado sin restringir a nadie a él.
Tu pasado siempre será parte de ti. Recuerdos de infancia, fracasos, triunfos y arrepentimientos te acompañarán como capítulos de tu historia. Pero no confundas la memoria con el destino. No estás condenado a repetir tus errores ni estás definido sólo por lo que vino antes.
Honra tu pasado aprendiendo de él. Guarda tus recuerdos con cuidado, pero déjalos permanecer en su lugar. La vida se vive hacia adelante, no hacia atrás.
El peligro del arrepentimiento es que puede paralizarte. El don de la memoria es que puede enseñar. Elija ser educado, no encarcelado.
Si hay momentos que te gustaría reescribir, permíteles convertirse en maestros. Si hay clases que te gustan, deja que te inspiren. Pero nunca dejes que ninguno de ellos te impida entrar en las nuevas páginas que esperan ser escritas.
Quizás el hecho más conmovedor de la película es que los mensajes, a pesar de su retraso, todavía conectan corazones a través de distancias, ya sean millas, años o incluso la muerte. Nos recuerdan que los vínculos no se disuelven fácilmente. El amor continúa. La memoria continúa. La conexión permanece.
Habrá momentos en los que la distancia te separe de la persona que amas. Puede haber ocasiones en las que el silencio se prolongue más de lo que le gustaría. Las relaciones requerirán esfuerzo, coraje y humildad.
No permita que el orgullo, el ajetreo o el miedo interrumpan lo más importante. Contáctenos. Escribe el mensaje. Haz la llamada. Visita cuando puedas. Di lo que hay que decir, no sólo cuando sea apropiado, sino porque mantiene vivo el hilo de la comunicación.
Las relaciones son el verdadero tesoro de una vida bien vivida. Exigen paciencia, tolerancia y atención constante, pero retribuyen de innumerables maneras.
Incluso cuando pase el tiempo, no asuma que es demasiado tarde. Una palabra dicha ahora puede sanar lo que se rompió hace años. El amor tiene el poder de atravesar distancias que creemos insuperables.
papá
Reflexión final
Mientras miraba esta película, pensé en lo frágiles y hermosas que son nuestras vidas humanas. Cada día, hay innumerables palabras no dichas flotando en el aire, cartas nunca enviadas, sentimientos nunca compartidos. Pero quiero que vivas de otra manera. Quiero que escribas tus cartas lo mejor que puedas, con tu pluma y en tu presencia.
Habla con valentía. Viva con compasión. Respeta tu pasado sin caer en su trampa. Sobre todo, fortalece tus relaciones con los demás. Estos valores te guiarán a través de las alegrías y tormentas de la vida.
Espero que camines por este mundo con un corazón que no tiene miedo de amar, una voz que no tiene miedo de hablar y un espíritu que no tiene miedo de tener esperanza. Éste es el legado que me gustaría dejarles.
Invitación a los lectores
Este artículo es una carta para mi hijo, pero quizás también lo sea para usted. ¿Qué palabras has dejado sin decir? ¿Quién en tu vida necesita saber de ti antes de que sea demasiado tarde? Quizás este sea el momento adecuado para escribir la carta, hacer la llamada o extender una mano. La vida es corta pero el amor es más largo. No llegues tarde.
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esta fue la publicacion Publicado anteriormente En Medium.com.
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Crédito de la imagen: Mick Haupt en Unsplash
esta publicación Cartas a mi hijo: La oficina de correos en el cielo apareció primero en El proyecto de los hombres buenos.













