Durante una expedición de exploración submarina realizada en 2023 por la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica) frente a la costa de Alaska, un equipo científico hizo un hallazgo tan desconcertante como intrigante: una esfera dorada descubierta a unos 3.300 metros de profundidad, en una zona donde la luz del sol nunca llega.
El objeto fue localizado por un vehículo operado a distancia (ROV, por sus siglas en inglés) en medio de un lecho rocoso cubierto de esponjas blancas. La esfera, de apariencia metálica y misteriosa, medía aproximadamente 10 centímetros de diámetro y presentaba un agujero en uno de sus lados. Según los investigadores, se encontraba firmemente adherida a la superficie rocosa.
Desde el primer momento, el equipo científico no logró ponerse de acuerdo sobre la naturaleza del hallazgo. Las hipótesis que surgieron en la transmisión en vivo de la inmersión incluyeron desde una cápsula de huevo perteneciente a una especie desconocida hasta la posibilidad de que fuera una esponja muerta o un tipo de coral.
“Realmente no sé qué pensar”, admitió uno de los investigadores durante la transmisión. Otro agregó: “Tiene un agujero bastante grande, así que algo podría haber intentado entrar… o salir.” El comentario más inquietante fue, sin dudas, el de otro miembro del equipo: “Espero que al pincharla no salga nada. Esto parece el inicio de una película de terror.”
Aunque el misterio sigue sin resolverse, el descubrimiento ha despertado gran interés en la comunidad científica. Una de las teorías que más ha llamado la atención, mencionada en una entrevista con The Guardian, apunta a que la esfera podría ser una cápsula de la cual emergió una criatura marina desconocida. Y no precisamente de tamaño pequeño.
Kerry Howell, ecóloga marina especializada en aguas profundas y profesora en la Universidad de Plymouth (Reino Unido), explicó que el equipo se inclinó por la idea de que se trata de un huevo, debido a su textura: “Tenía una consistencia carnosa y no mostraba una anatomía clara. El agujero sugiere que algo entró o salió. Pero no se parece a ningún huevo que yo haya visto antes.”
Lo que más sorprende a los científicos es el tamaño del objeto. “Si es un huevo, la gran pregunta es: ¿de qué criatura? Porque no se trata de un huevo de pez pequeño. Es algo grande”, agregó Howell.
Este tipo de hallazgos pone de relieve cuánto falta por conocer del fondo marino. Las zonas más profundas del océano siguen siendo uno de los territorios menos explorados del planeta, y descubrimientos como este nos recuerdan lo poco que sabemos sobre las criaturas que habitan en esos ambientes extremos.
Mientras tanto, la esfera dorada fue recolectada con extremo cuidado por el equipo de la NOAA y llevada a la superficie para su análisis. Se espera que estudios futuros, incluyendo pruebas genéticas, puedan arrojar algo de luz sobre su origen y naturaleza.
Este misterio submarino se suma a una larga lista de fenómenos aún sin explicación que surgen de las profundidades oceánicas. Por ahora, la esfera dorada permanece como un enigma, alimentando tanto la imaginación de los científicos como la del público en general. Tal vez, en un futuro no muy lejano, sepamos si se trataba de un simple fenómeno biológico o del rastro de una nueva especie aún por descubrir.