Esto sucede casi todos los días en la clínica. El paciente entra y se sienta para ver sus signos vitales y su presión arterial es más alta de lo esperado. A veces mucho más alto. Momentos después, cuando lo recupero después de haber hablado unos minutos, la puntuación es 20 o 30 puntos menor.

“¡Pero doctor, lo revisé en casa y nunca estuvo tan alto!”

Tienen razón. Este es el fenómeno de la hipertensión de bata blanca, que es la presión arterial alta en el ámbito clínico, alimentada por el estrés, la ansiedad o simplemente la anticipación de la consulta del médico.

¿Por qué importa?

Durante muchos años, la hipertensión de bata blanca se consideró inofensiva. Pero las investigaciones han demostrado lo contrario. Los estudios publicados en el Journal of Hypertension y el Journal of the American College of Cardiology revelan que los pacientes que tienen lecturas constantemente elevadas en la clínica, incluso si son normales en casa, tienen un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular que aquellos con lecturas normales estandarizadas. La sala de espera no es neutral. La ansiedad en sí misma puede provocar cambios fisiológicos que afectan al corazón y a los vasos sanguíneos.

Al mismo tiempo, sabemos que tratar excesivamente a los pacientes basándose únicamente en lecturas clínicas puede provocar daños: mareos, caídas y efectos secundarios evidentes de los medicamentos. El desafío es encontrar el equilibrio entre no ignorar estas elevadas cifras y tampoco reaccionar exageradamente ante ellas.

¿Qué pueden hacer los pacientes?

Cuando aconsejo a mis pacientes, les digo que la historia de su presión arterial no se puede escribir a partir de una sola lectura. Necesitamos contexto:

  • Monitoreo domiciliario: Tome lecturas dos veces al día, por la mañana y por la noche, durante una o dos semanas, y lleve un registro.
  • Preparativos silenciosos: Siéntese en silencio durante 5 minutos antes de controlar su presión arterial. Evite la cafeína, la nicotina y el alcohol durante 30 minutos antes.
  • Conciencia de estímulos: Tenga en cuenta que estar nervioso, apresurarse a una cita o incluso hablar mientras lee puede aumentar artificialmente sus puntuaciones.

¿Qué pueden hacer los médicos?

Podemos crear un entorno que reduzca la ansiedad. Esto puede significar atenuar las luces, disfrutar de unos minutos de tranquilidad antes de tomar los signos vitales o repetir la medición más adelante en la visita. Lo más importante es educar a los pacientes en que su experiencia es real y válida, no un despido, sino una oportunidad de comprender mejor su riesgo cardiovascular.

El panorama más amplio

La presión arterial es dinámica, no estática. Fluye y refluye con la emoción, la actividad y el entorno. La sala de espera es uno de esos entornos y puede amplificar la ansiedad de maneras que influyen en las lecturas y las decisiones.

Tenemos la responsabilidad de interpretar las cifras en contexto, integrarlas con los datos de los hogares y comunicarlas con claridad. Para los pacientes, esto significa asumir un papel activo en el autocontrol y comprender que sus cuerpos responden al estrés de manera significativa y mensurable.

Porque al final, una lectura de presión arterial no es sólo un número; Es una historia. A veces, el escenario en el que se dice es tan importante como el propio número.

Munther Murshid Es cardiólogo. Kisan Murshid Es estudiante de medicina.




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