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Conclusiones clave

  • Los grandes líderes no pretenden eliminar la ambigüedad; aportan calma y crean claridad donde no la hay, ayudando a los equipos a avanzar incluso cuando el camino no está claro.
  • En momentos de ambigüedad, los equipos no necesitan respuestas definitivas; necesitan prioridades claras, comunicación constante y confianza en que alguien está guiando el barco.
  • Para liderar con claridad, los líderes deben comunicarse incluso cuando no tienen respuestas, reorientar al equipo en prioridades y modelar acciones tranquilas y seguras.

La incertidumbre es una constante. Pero la forma en que aparecemos en él es la liderazgo variable.

Cuando el paisaje se vuelve nublado, la mayoría de los equipos no buscan una bola de cristal. Están buscando una mano firme, no alguien que tenga todas las respuestas, sino alguien que sepa cómo mantener las cosas en movimiento, priorizar el siguiente paso y comunicar lo que importa.

En mi época como fundador de MariposaMXHe aprendido que los mejores líderes no pretenden eliminar la ambigüedad. Le aportan calma. Crean claridad donde no la hay. Y al hacerlo, dan a sus equipos la confianza para actuar, incluso cuando el camino por delante es turbio.

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La ambigüedad no es el problema, la desalineación sí lo es

Vivimos en una era de perpetua inestabilidad. Un ciclo de noticias, un cambio de cliente, un tambaleo económico y el terreno se mueve. Las empresas emergentes lo sienten profundamente. Los planes se desechan. Los pronósticos se vuelven ficción. De repente, no se trata de optimización; se trata de orientación.

Y, sin embargo, la ambigüedad en sí misma no es la verdadera amenaza. La mayoría de los equipos pueden manejar un pivote duro o una variable desconocida. Lo que los rompe es el la respuesta del liderazgo a él, o la falta de él.

Con demasiada frecuencia, los líderes se quedan callados. Esperan más certezas, más información y una mejor respuesta. O peor aún, generan una ráfaga de decisiones reactivas que confunden más de lo que aclaran. En ambos casos, el resultado es el mismo: un equipo sin ataduras.

Lo que falta no son respuestas. Es alineación. La gente quiere saber: ¿dónde estamos enfocados? ¿Qué importa ahora? ¿Quién dirige esto?

Cuando esas preguntas quedan sin respuesta, el caos llena el vacío y agotamiento sigue. No porque el trabajo sea demasiado duro, sino porque la incertidumbre no se gestiona. La gente puede atravesar condiciones difíciles. Lo que no pueden sostener es una confusión sin fin a la vista.

La claridad es una habilidad de liderazgo.

Claridad no es la ausencia de ambigüedad; es la respuesta del liderazgo. Los grandes líderes no intentan controlar la incertidumbre. Reducen la zona de confusión para que sus equipos puedan concentrarse. Eso podría significar replantear el problema, ajustar el horizonte temporal o simplemente afirmar lo que sabemos con confianza.

El punto no es proporcionar una falsa certeza. Es para dar dirección.

En momentos de ambigüedad, los equipos no necesitan respuestas definitivas; necesitan prioridades claras, comunicación consistente y confiar en que alguien está guiando el barco.

Como fundador, aprendí esto de la manera más difícil. Decir “no sé” no es debilidad; es honestidad. Lo que importa es lo que viene después: “Pero esto es lo que estamos haciendo mientras tanto”. La claridad es un músculo. Y cuanto más lo uses cuando las cosas no están claras, más confianza ganarás cuando más importa.

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3 movimientos que cortan el caos

Entonces, ¿cómo se puede liderar con claridad cuando todo parece ambiguo?

Tres tácticas:

  1. Comuníquese incluso cuando no tenga respuestas: El silencio crea ansiedad. Un rápido registro o actualización, incluso simplemente para decir “Esto es lo que estamos viendo”, es de gran ayuda. Hazlo rítmico, como un semanario. todos los hombresun stand-up diario o un memorando de lunes. Genere confianza siendo visible.

  2. Reorientar al equipo en prioridades: En el caos, la gente necesita saber qué es no negociable. Elija una o dos cosas que más importen esta semana. Repítelos con frecuencia. La claridad no proviene de conocer el futuro; proviene de saber qué hacer ahora.

  3. Modele una acción tranquila y segura: tu tono establece la temperatura. No tienes que fingir que todo está bien. Pero sí es necesario demostrar que podemos manejarlo. Cuando la gente te vea actuar con compostura, lo reflejarán.

No finjas la certeza; dirección del ancla

Seamos claros: la claridad no se trata de pretender que lo tenemos todo resuelto. Eso no es liderazgo, eso es teatro. Y en momentos de gran ambigüedad y mucho en juego, la gente puede oler la actuación a un kilómetro de distancia.

Exceso de seguridad No inspira, enerva. Cuando los líderes no hacen declaraciones audaces o prometen resultados que no pueden controlar, pueden ganarse un aplauso a corto plazo. ¿Pero a largo plazo? Erosiona la confianza rápidamente. La gente deja de creerte. Comienzan a cubrirse. Y pronto, la alineación se desgasta.

El matiz es el siguiente: la claridad no es igual a la certeza.

Claridad significa ser honesto acerca de lo que se desconoce y al mismo tiempo señalar el camino a seguir. Significa resistir la tentación de cerrar todo con un lazo ordenado y, en cambio, anclar al equipo con principios, prioridades y una cadencia constante de acción.

Decir: “Aún no lo sabemos” no es una debilidad. es una marca de credibilidad si va seguido de “Esto es lo que estamos viendo” o “Esto es lo que haremos mientras tanto”. Esa segunda parte es la que genera confianza. Le muestra al equipo que, si bien el resultado no es fijo, no estamos congelados.

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El liderazgo en la ambigüedad tiene menos que ver con el control y más con la convicción. No es necesario mapear todo el viaje. Sólo necesitas visibilizar el siguiente paso y realizarlo con claridad, coherencia y cuidado.

Porque, al fin y al cabo, la claridad no se trata de tener todas las respuestas. Se trata de darle a la gente suficiente dirección para seguir avanzando juntos.

En entornos de alta ambigüedad, la claridad es su mayor ventaja. No porque resuelva todo, sino porque crea impulso, concentración y confianza cuando su equipo más lo necesita.

No necesitas ser el voz más fuerte en la habitación. Sólo lo más claro. Cuando las cosas se sienten caóticas, eso es lo que la gente sigue.

Conclusiones clave

  • Los grandes líderes no pretenden eliminar la ambigüedad; aportan calma y crean claridad donde no la hay, ayudando a los equipos a avanzar incluso cuando el camino no está claro.
  • En momentos de ambigüedad, los equipos no necesitan respuestas definitivas; necesitan prioridades claras, comunicación constante y confianza en que alguien está guiando el barco.
  • Para liderar con claridad, los líderes deben comunicarse incluso cuando no tienen respuestas, reorientar al equipo en prioridades y modelar acciones tranquilas y seguras.

La incertidumbre es una constante. Pero la forma en que aparecemos en él es la liderazgo variable.

Cuando el paisaje se nubla, la mayoría de los equipos no buscan una bola de cristal. Están buscando una mano firme, no alguien que tenga todas las respuestas, sino alguien que sepa cómo mantener las cosas en movimiento, priorizar el siguiente paso y comunicar lo que importa.

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