Con una gran cantidad de grandes de los All Blacks abandonando el escenario internacional desde la Copa Mundial de Rugby de 2023, Nueva Zelanda todavía se encuentra en un estado de transición bajo el mando de Robertson.

Si bien ha habido algunas victorias conmovedoras, como sobre Sudáfrica en Eden Park para mantener su racha invicta en Auckland, una derrota récord ante los Springboks una semana después y dos derrotas ante Argentina bajo la dirección de Robertson han silenciado el entusiasmo del público del rugby de Nueva Zelanda.

“En general, hemos obtenido excelentes resultados y hemos luchado contra grandes adversidades”, explica Robertson.

“Hemos jugado muy buen fútbol y hemos expuesto a 20 debutantes en los últimos dos años. Tenemos muchos muchachos que han dado un paso al frente y sentimos que tenemos una buena base”.

Pero si bien todavía no es un equipo clásico de los All Blacks, todavía ocupan el puesto número dos en el mundo y cuentan con un puñado de superestrellas, desde los backrowers Ardie Savea y Wallace Sititi hasta jugadores generacionales como Beauden Barrett y Will Jordan detrás del scrum.

Y según Robertson, el grupo está decidido a aprovechar al máximo la rara oportunidad de jugar contra los cuatro países de origen en fines de semana consecutivos.

“Sigue dando”, dice Robertson sobre la gira de fin de año.

“Tienes 13 partidos de prueba en un año, y cada semana [is huge]. Venciste a los All Blacks y has hecho un gran año. Entonces cada equipo [wants the scalp].

“Así que tienes que aceptarlo. ¿Cómo tomas todas esas expectativas y las conviertes en alegría? Ese es el arte de entrenar”.

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