- Google planea implementar centros de datos de IA en órbita utilizando constelaciones de satélites alimentadas por energía solar
- Cada satélite Suncatcher operaría en una órbita terrestre baja sincrónica con el sol para una exposición solar continua.
- Las pruebas de banco lograron 1,6 terabits por segundo entre transceptores en condiciones controladas
GoogleEl “Proyecto Suncatcher” presenta una idea ambiciosa: colocar en órbita centros de datos de IA completamente funcionales.
Estas plataformas orbitales consistirían en una constelación de satélites compactos que operarían en una órbita terrestre baja sincronizada con el sol entre el amanecer y el anochecer, diseñada para capturar la luz solar casi continua.
Cada unidad albergaría hardware de aprendizaje automático, incluidos TPU, alimentados por energía solar recolectada de manera más eficiente que en la Tierra.
Un concepto radical para la computación orbital
La configuración tiene como objetivo reducir la dependencia del almacenamiento de energía pesada y probar si la computación más allá de la atmósfera de la Tierra puede ser escalable y sostenible.
El equipo de investigación propone comunicación entre satélites en anchos de banda comparables a los terrestres. centros de datos.
Utilizando multiplexación multicanal por división de longitud de onda densa y multiplexación espacial, los satélites podrían, en teoría, alcanzar decenas de terabits por segundo.
Para cerrar la brecha en la potencia de la señal, los satélites volarían a solo cientos de metros uno del otro, lo que permitiría velocidades de transferencia de datos que una prueba a escala de banco ya demostró en 1,6 Tbps.
Sin embargo, mantener formaciones tan cercanas requiere un control orbital complejo, modelado utilizando ecuaciones de Hill-Clohessy-Wiltshire y simulaciones numéricas refinadas para contrarrestar los efectos gravitacionales y atmosféricos.
De acuerdo a Googlesu Trillium Cloud TPU v6e bajo una exposición de protones de 67 MeV no reveló daños críticos incluso en dosis que excedían con creces los niveles orbitales esperados.
Los componentes más sensibles, los subsistemas de memoria de gran ancho de banda, sólo mostraron irregularidades menores.
Este hallazgo sugiere que las arquitecturas de TPU existentes podrían, con modificaciones limitadas, soportar condiciones de órbita terrestre baja para misiones prolongadas.
Sin embargo, la viabilidad económica sigue siendo incierta, aunque las reducciones previstas en los costos de lanzamiento pueden hacer que el despliegue sea plausible.
Si los precios caen por debajo de los 200 dólares por kilogramo a mediados de la década de 2030, el gasto de lanzamiento y mantenimiento de centros de datos espaciales podría acercarse a la paridad con el de las instalaciones terrestres cuando se mide por kilovatio-año.
Sin embargo, esto supone confiabilidad a largo plazo y requisitos mínimos de servicio, los cuales aún no se han probado a escala.
A pesar de las señales prometedoras, muchos aspectos del Proyecto Suncatcher se basan en modelos teóricos más que en validación de campo.
La próxima asociación con Planet, que desplegará dos prototipos de satélites para 2027, probará los interenlaces ópticos y el rendimiento de TPU en condiciones orbitales reales.
Que estas instalaciones en órbita puedan pasar de un experimento de investigación a una infraestructura operativa depende de avances sostenidos en la gestión de la energía, la estabilidad de las comunicaciones y la eficiencia de costos.
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